El diccionario define villano como el “habitador” de una villa. Por consiguiente, villanos serán todos los que viven en una villa. Pero ¿qué diferencia una villa de un pueblo? ¿Y de una aldea? En principio, simple y llanamente su tamaño. Aunque hoy, la distinción entre villa pueblo ha perdido el significado que tuvo, por ejemplo, en la Edad Media.
Básicamente, la villa sería un tipo de población con más entidad que un pueblo pero que no llega a ciudad. Para comprenderlo bien deberíamos mirar con ojos medievales: se consideraba villa al lugar donde vivían artesanos y comerciantes para diferenciarse de aquéllos otros núcleos de población más dispersos y pequeños y habitados por población dedicada a la agricultura. O lo que es lo mismo, un quiero y no puedo de los comerciantes de pueblo que no trabajaban la tierra pero que tampoco vivían en las ciudades.
El uso del concepto “villa”, cuando no hay documentos que lo acrediten por escrito, suele deberse a la costumbre popular. Aún así, lo cierto es que con el paso de los años las villas obtenían prebendas y reconocimientos explícitos superiores a otros pueblos: desde ventajas comerciales y ordenanzas municipales propias hasta capacidad para impartir justicia.
En el caso de Escatrón, el nombre de villa el viene de antiguo. Lo encontramos en documentos del siglo XII, cuando Alfonso II otorgó por amor de Dios, remisión de sus pecados y alma de sus padres a los monjes de Juncería la propiedad del Castillo y Villa de Aragón con su realengo yermo y poblado, con todo el derecho, ración y señorío que allí tiene el rey, con todas las aguas, prados, pastos, leñas, campos, viñas, entradas y salidas, con el molino, y sin ninguna excepción o retención. Lo da al monasterio para que éste lo posea a perpetuidad y con derecho hereditario, como heredad propia franca e ingenua, para hacer en ella su total voluntad a su comodidad y bien y sin engaño alguno.
De la villa tenemos constancia, claro. Pero.. ¿Qué fue del castillo? Puesto que Alfonso I nos reconquistó pocos años antes de que Alfonso II nos regalara al abad de Juncería, y teniendo en cuenta que entonces se construía a un ritmo más lento, sin duda tuvo que tratarse de una construcción árabe, residencia de la máxima autoridad que, como bien señala Bautista Antorán en su libro, estaría ubicado en el Barrio de los Polos. Pero esto es ya tema para otro post.
En fin, desde que el monarca hace entrega del pueblo, Escatrón deja de ser una villa por costumbre –si es que nunca tuvo carta de naturaleza- y pasa a ser una de villa de señorío que así es como se llaman los pueblos donados a a una persona de abolengo, por lo general noble o clérigo. Pero además, como es Alfonso II quien rubrica esta cesión, la villa de Escatrón adquiere también naturaleza de realengo ya que es el rey quien dispone de ella: tanto como para poder regalarla. Y las villas de realengo son entidades superiores a las villas señoriales.
En fin que Escatrón ha sido villa de todas las clases posibles: por tradición si es que no hubo antes carta de naturaleza que así lo nombrara; por designio real cuando el mismo Alfonso dispuso del pueblo y sus alrededores a voluntad. Y de señorío, porque pasó a depender del Monasterio de Rueda.
Por lo tanto, en Escatrón, villanos somos todos. Y, aunque así sea, y más en los tiempos que corren, nos conviene no olvidar que, villanos, aldeanos, pueblerinos, ciudadanos o capitalinos, todos –los unos y los otros, los guapos y los no tanto- venimos de una misma cueva fría, incómoda y húmeda, allá por el paleolítico. O más.
Como se recoge en el blog, en la carta de donación de Alfonso II a los monjes de Roda (que no Rueda) se habla del castillo y la villa de Escatrón.
Conviene reseñar que en la Edad Media estos términos se recogían en latín (“castellum” y “villam”) y no tenían el mismo significado que tienen hoy en día.
En el caso de “castellum”, haría referencia a una fortificación más bien pequeña y no a una fortaleza, y en el caso de “villam” a un núcleo de población en la mayoría de los casos amurallada. La “villam” de Escatrón en aquella época se encontraba en el Tozal, pero el “castellum”, al no haber rastros arqueológicos, bien podría situarse en Roda (zona de Rueda) o dentro de la propia “villam” (alto del Tozal).
En cualquier caso, se trataría de una construcción pequeña y con finalidad estratégica.
Gracias David. Aportaciones como la tuya enriquecen mucho las publicaciones de nuestro blog. Y, además, hacen volar la imaginación.